Foto: Juan Carlos Hidalgo (EFE)
Sin maletas y con el equipo fotográfico confiscado llegaba por fin Manu Brabo a Madrid. Ha sido un mes y medio retenido por las tropas de Gadafi. Según cuenta: “La cagamos un día, pisando quizás un poco más de lo que le tenías que pisar”. Peor suerte corrió el fotógrafo sudafricano Anton Hammerl que fue herido de bala en el abdomen y al que Brabo vio, dijo “pálido y con las tripas fuera”.
El día que se conoció su liberación, Manuel Varela (padre de Manu Brabo) criticó la precariedad de medios con los que trabajan los periodistas de guerra que trabajan por libre (equipo propio, los billetes de avión los tienes que pagar tú y buscarte la vida, en definitiva lo que es un freelance) y alertó de la peligrosidad de este oficio.
“Si se quiere uno abrir camino en esta vida tiene que luchar con las armas (informativas) que tenga en la mano” concluyo el padre de Manu Brabo.
En definitiva solo nos queda alegrarnos por la liberación de este gran profesional.
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