Parece inevitable que cocineros y fotógrafos tengan dentro a un artista de vanguardia, algo que debería estar calificado de peligro público. En el caso del chef con ínfulas, el resultado notorio es que los aromas, las esferas y los crujientes no sacian el apetito del hambriento por mucho que se sirvan en espléndidos y relucientes platos ovales. En el de los fotógrafos, rara vez se entiende algo entre tanto fuego de artificio. Luis Colmenero Ortega, jiennense de jotas domesticadas por aquellos de los viajes, está hecho de otra pasta. Fotoperiodista amamantado en su condición de jornalero de la actualidad, su trabajo está tocado por el don de la naturalidad, de forma que el pan siempre parece pan y el vino, pues vino.
Autodidacta, Colmenero es fotógrafo de oficio, de días y semanas de trabajos tediosos que se solventan con la dignidad del artesano, del honrado trabajador. Su carrera profesional está ligada a la prensa de la mañana, en las redacciones de Ideal y Jaén, las colaboraciones con revistas como Tiempo y, más recientemente, La Razón, Diario Córdoba, Efe o esta misma publicación, Sierra Albarrana. Formó parte, además, de los equipos fundacionales de Diario de Sevilla -la mayor innovación periodística y gráfica de las últimas dos décadas en Andalucía- y El Día de Córdoba en años tan inciertos como divertidos.
Lo mismo que hay fotógrafos de acción, de arquitecturas o de sentimientos, a Luis Colmenero se le dan bien las personas, gente que mira a cámara con mirada limpia o turbia, cada cual la suya. En acción, Luis habla con el retratado de forma que entra en una suerte de letargo, de hipnosis. El tenso se relaja. El que estaba incómodo, se acomoda. El resultado se puede ver en estas mismas páginas: imágenes naturales de personas normales, frágiles, levemente incómodas -sólo levemente- ante la presencia del objetivo que todo lo capta y que, según las antiguas tribus indias, roba el alma de los que se dejan fotografiar.
En cierto sentido, Luis Colmenero se apropia de cada alma que pasa por el visor de su cámara, sea la de un político o la de una buena persona. La procesa como un auténtico coleccionista de memorias. La fotografía no es, así, mera sucesión de sonrisas forzadas, sino de vidas, de trayectorias, de esfuerzos profesionales, del dolor que acompaña al tiempo, de los malos y buenos momentos. De los cuerpos jóvenes y la vejez. De las noticias, que no constituyen un género menor dentro de la fotografía.
En cierto sentido, Luis Colmenero se apropia de cada alma que pasa por el visor de su cámara, sea la de un político o la de una buena persona. La procesa como un auténtico coleccionista de memorias. La fotografía no es, así, mera sucesión de sonrisas forzadas, sino de vidas, de trayectorias, de esfuerzos profesionales, del dolor que acompaña al tiempo, de los malos y buenos momentos. De los cuerpos jóvenes y la vejez. De las noticias, que no constituyen un género menor dentro de la fotografía.
Conozco a Luis. Lo he visto en acción. Sé de su afán por que las cosas se hagan bien incluso en los trabajos aparentemente menos importantes, por preservar la dignidad del fotografiado y el respeto que merece ese voyeur que es el que mira a través de los ojos del que dispara -vaya palabra- una cámara. Sé, también, de su manera de trabajar, atenta a los detalles, con una aversión extraordinaria por el trabajo mediocre, capaz de pelear a voz en cuello al tiempo que ocupa siempre una posición secundaria en el fondo de la escena que retrata. Las primas donnas tienen su lugar en la ópera. Solamente.
A Colmenero le fastidian las palabras enormes sobre las cosas. Sobre su vida y sobre su trabajo, también. No encontrarán en sus fotos grandes conceptos, ideas sublimes, cuestiones inexplicables incluso para el narrador. Probablemente, la verdad se encuentra en las pequeñas cuestiones siempre que el que mira lo hace con la curiosidad propia del que empieza cada día una historia distinta.
LUIS COLMENERO QUE ARTISTA ERES!!SALUDOS.
ResponderEliminarMuchas felicidades por este reportaje. Muy bueno amigo!!!!. Un abrazo para tí Luis...
ResponderEliminarSi como fotografo es bueno,como persona no puede ser mejor.
ResponderEliminarUn abrazo Luis.